Me cautivaron tus ojos negros, fue lo primero que vi junto con tu boca y manos, me miraban ingenuamente, dulcemente, estudiándome desafiante, no me importaba cómo me miraran, ojos soñadores que saben ver sin mirar, ensimismados, ausentes, soñadores, tus ojos negros chispean cuando te enojas son, como el negro profundo de la noche, parecen estrellas resplandecientes, risueños, tristes. Tu boca de labios carnosos, fue mi perdición, saben besar dulcemente y atacar con dureza cuando quieren, con palabras hirientes, te enfureces por tonterías que me hacen reír y mi risa, te enfurece más y vienes a besarme los labios rojos que adoras, que te llaman. Tus manos, que decir de ellas, saben tocar, acariciar de una manera especial, manos suaves que saben empuñar el arma de la vida. Me enamoraste de una forma especial sin querer, sin proponértelo, sin esforzarte. Pasaron algunos años, el tiempo te ha cambiado, nos ha cambiado, no nos hemos visto ni hablado, para mí, sigues siendo mi niño de ojos negros. Autora: Gaviota Herida




             







© Brisa Diseños - Enero, 2020